Era todo lo que pedías mientras la muerte te llevaba en brazos. Tus ojitos verdes ,soñaban con naranjas jugosas y dulces, con soles de fruta para el camino que emprendías. No pudimos complacerte. Tuviste que conformarte con juguito de mango, con esas tiritas en los dientes, con ese sabor agridulce que tiene la vida.
Allá en el infinito el sol te sonríe, como una naranja jugosa y redonda.
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