jueves, 14 de agosto de 2008

El arte de tragarse las palabras

Siempre pensé que tragarse las palabras era de las peores tragedias que puede vivir un ser humano, nunca contemplé la posibilidad de que fuera un acto placentero y lleno de poesía.
Primero las observo una a una antes de llevarlas a mi boca en una especie de ritual, luego entre mis dientes las humedezco y saboreo largamente: algunas agrias otras muy muy dulces.
Mientras reproduzco aquel instante de tiempo y clavo mis dientes sobre ellas, las agrieto y las dejo reducidas a trozos; transitan por mis visceras y se disuelven en la nada.
Sonrio, entiendo el valor de nunca decir NUNCA.

1 comentario:

Maximiliano dijo...

Joha:

Aunque el ser humano es amo de sus silencios y, en lo personal, odie tragarme las palabras, este post es muy vívido y encantador. Me gustó mucho.