(Jason de Caires Taylor) Existe todo un mundo marino en las profundidades de mi memoria. Sólo veo oscuridad y quietud desde la superficie, pero sé que metros abajo hay vida y caos: cardúmenes de instantes que forman figuras y no dejan de moverse, momentos que viajan a lomo de tortuga, olores guardados dentro de ostras como finas perlas, rostros dibujados en una arena que nadie alcanza, canciones grabadas en los espirales de las caracolas. Hasta allá debo sumergirme para sentir, para saber que no es un invento mio.
Las medusas como locas se dispersan ante mi presencia. Los hipocampos en cambio me saludan, agitan sus aleticas y acompañan mis exploraciones. Los cetaceos me ignoran, no existo en su mundo. Además debo verme ridícula con este traje y esos enorme tanques en mi espalda.
¡Hay tanta belleza!, es imposible no llorar. Los colores de repente vuelven a ser tan vívidos como en aquellos días y las emociones se reproducen de manera exacta y milimetrica.
No quiero volver, quiero hacer mi castillito de corales aquí abajo, dormir con sabanas de almejas y almohadas de alga, no quiero olvidar nada, quiero vivir aquí para siempre.
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