Evitas mis ojos. Te desabotonas la camisa con lentitud, como si en cada botón se te fuera la vida entera. No tengo prisa, te espero. Me miras timidamente y yo de la forma más descaradamente despreocupada.
Ya no me separa nada de tu corazón y tus pulmones. Podré oir tus látidos a mi antojo. Tal vez descubra en ellos un amor del pasado, una pasión reciente, o un mal incurable.
Amo la música de la vida, el incansable ritmo que resuena en tu pecho. No te conozco, quizas nunca volvamos a vernos. Pero no podré olvidar esa canción fresca y nueva que me regalas.
Te digo ahora muy solemne: "Respira profundo".
Ya no me separa nada de tu corazón y tus pulmones. Podré oir tus látidos a mi antojo. Tal vez descubra en ellos un amor del pasado, una pasión reciente, o un mal incurable.
Amo la música de la vida, el incansable ritmo que resuena en tu pecho. No te conozco, quizas nunca volvamos a vernos. Pero no podré olvidar esa canción fresca y nueva que me regalas.
Te digo ahora muy solemne: "Respira profundo".
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