Almorzamos un suculento plato camionero y luego nos dirigimos a nuestro puesto de trabajo: la carretera. Empecé a sentirme realmente a gusto, a gozar del sol, los carros, los transeúntes, la velocidad, el polvo...
Continuamos con la estrategia del aviso, pero pese al gran flujo de automoviles y vehículos de carga pesada, no habían señas de lograr otro aventón. Nos manteniamos optimistas, pero después de casi una hora empezamos a sentirnos frustrados.
Pero nunca se sabe lo que viene, y una destartalada tractomula que salía de tanquear se convirtió en nuestra cómplice. No se dirigía a Pasto, pero al menos nos adelantaba un tramo. El conductor era un tipo buena gente, bonachon y risueño. Nos contó que le tocaba manejar ese carro como castigo por haber recogido pasajeros y por haber conducido en estado de embriaguez (SIN COMENTARIOS!)
Llegó hasta la entrada de Santander de Quilichao y allí caminamos unos 5 minutos para esperar un carro que nos condujera a Popayán. Estabamos en medio de la nada, bajo un agradable sol y con la emoción de embarcarnos en otra aventura.
El Hitchhiking es muy adictivo, es difícil explicar el cosquilleo en el estómago ante un carro que para para preguntar a donde vas...
Banda Sonora:
"Me gusta estar a un lado del camino
fumando el humo mientras todo pasa
me gusta abrir los ojos y estar vivo
tener que vérmelas con la resaca
entonces navegar se hace preciso
en barcos que se estrellen en la nada
vivir atormentado de sentido
creo que ésta, sí, es la parte mas pesada...
me gusta esar al lado del camino
es más entretenido y más barato..."
Fito Paez
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